¿QUIÉN SOY?
Soy Cristina Chiva, colegiada nº 432 en colegio de psicólogos de Catalunya. Hace ya más de 30 años que me licencié en Psicología en la Universidad Central de Barcelona.
Desde entonces he trabajado en el mundo de las grandes discapacidades. Donde he acompañado a muchas personas con discapacidad en su proceso madurativo. Y también a sus familias ayudándoles en las dificultades que se encontraban en el proceso de crecimiento de sus hijos.
Hace 22 años, una crisis me llevó a iniciar un análisis personal y descubrí la psicología de C. G. Jung. Desde entonces he estado en continua formación en este campo. Formando parte de grupos de lectura y trabajo de su obra y formándome en la Sociedad Española de Psicología Analítica trabajando en el conocimiento de la teoría junguiana y supervisando casos clínicos.
El pensamiento junguiano es además, de una manera muy completa de entender la psique y de practicar la psicología, un modo de entender la vida y de vivirla. Prestando atención al inconsciente y a los símbolos que emergen de él. Otorgando un sentido a aquello que vives y al sufrimiento que se genera a lo largo de tu vida. Ampliando la visión que tenemos de nosotros mismos para dar cabida “al otro” que también somos.
Todos necesitamos poder “desplegar” en nuestra vida aquello que somos en profundidad y que nos lleva a sentirnos completos. Al proceso de llegar a ser uno mismo, Jung lo llamó: Proceso de individuación.
Atender a nuestros Sueños es una buena forma de dar voz al inconsciente.
En el año 2001, y durante cinco años, me formé en Terapia Familiar Sistémica porque entendía que necesitaba saber más sobre el mundo en el que crecemos y nos forjamos como individuos: nuestra familia y sus dinámicas.
“SÓLO LO QUE REALMENTE UNO ES TIENE VIRTUD CURATIVA”
C. G. JUNGTrabajo como psicoterapeuta en práctica privada desde hace 20 años. Tal como dice Jung, uno trabaja con lo que ha integrado a lo largo de su vida.
La psicoterapia, tal como la concibe Jung, es un encuentro entre dos personas en el que ambas resultan modificadas. El psicólogo tiene algo que decir pero también el paciente.
Desde mi infancia tengo una curiosidad genuina por el mundo interno, tanto el mío propio como el del otro, que me ha llevado a desarrollar una alta capacidad de escucha. Me fascina el despliegue personal de cada uno hacia la madurez. Todos somos muy iguales y a la vez somos muy distintos. Cada uno buscamos nuestro camino. Cada persona tiene una tarea de autorrealización, algo que es únicamente suyo.
De mi experiencia en el mundo de la gran discapacidad he aprendido entre muchas cosas, a acompañar en los diferentes procesos de duelo y a entender procesos psíquicos en los que faltan las palabras. También he aprendido que todos, seamos como seamos tenemos algo que ofrecer al otro y que cuando somos atendidos desde el respeto por nuestra individualidad podemos florecer.
Conjugar, en la psicoterapia, la atención a aspectos internos de la personalidad del paciente junto con aspectos familiares, como los juegos y roles que hemos aprendido en nuestro sistema familiar amplia la visión que uno tiene de si mismo y de sus problemas.